14.10.11

CRÓNICAS DE SITGES 2011 (XXVI): MELANCHOLIA


No es la primera vez que lo escribo, pero vaya por delante que Lars Von Trier me parece un simpático hijo de puta. De hecho, en sus películas, tan alejadas del cine que suele aparecer por aquí, percibo a uno de los grandes humoristas cabrones. Su Melancholia no aporta sorpresas al respecto. Dividida en dos partes, la primera es el Lars Von Trier de toda la vida sacando a relucir las miserias de una familia ultrapija durante la celebración de una boda. La segunda aporta una cierta ruptura, la del fin del mundo, al mostrarnos ese Apocalipsis pijo, que previamente iba por dentro (el apocalipsis interior, concepto importante en Sitges 2011) con momentos de un preciosismo visual que lo acercaba a la vieja Europa que triunfo en Sitges hace ya sus décadas. Silencio absoluto durante la proyección y bravos al final. Los fans son así. Da igual que sea Lars Von Trier que Isabel Pantoja. Uno se levanta y grita bravo. Por cierto, la película tiene un mensaje cristalino: llegado el cataclismo final, los depresivos recobrarán la entereza mientras que los que tocamos con los pies en el suelo nos pondremos de los nervios.

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