2.10.09

CRÓNICAS DE SITGES '09 (IV): THIRST de Park Chan-Woon


A estas alturas resulta evidente que Park Chan-Woon se lo puso muy difícil con Oldboy, del mismo modo que aquella de la chica robot vista en Sitges hace un par de años me aburrió sobre manera. Afortunadamente remonta con Thirst, que me ha gustado bastante, por no decir mucho. Tiene ese ritmo reposado que le es propio, pero está claro que rueda de cojones y cuando se pone operístico es fascinante.

Otra de las bodades de Thrist es que toca diversos palos con igual soltura: historia de vampiros, crisis religiosa, humor negro, melodráma de pasiones, sexo calientabutacas... Por todo ello resulta filme de imprescindible visión para amigos de lo vampírico, aunque sólo sea por su punto de partida: el protagonista infectado de vampirismo es un sacerdote (encima protagonizado por el camaleónico Kang-Ho Song, que a estas alturas se ha labrado una filmografía de aupa). La película tiene muchos más detalles que prefiero que disfruten ustedes por su cuenta (y calma, que el ritmo fluye a su ritmo) pero tan sólo un apunte: desde el punto de vista de la vampirización da un sorprendente giro en el que la teórica víctima humana, la chica vampirizada, acaba por ser quien ejerce el control de la situación.

Comentario al margen merece ver de nuevo una película coreana en la que el catolicismo cobra protagonismo. Es algo que nadie ha sabido explicarme, ya que sólo lo practica un 10% de la población de Corea del Sur. Lo pregunté en una rueda de prensa hace unos años (no recuerdo de quién) y la respuesta fue que la carga simbólica de la rligión católica les era muy útil para explicar historias. Esa explicación funciona en esta extraña y facinante historia de vampiros coreanos con sotana.

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