2.11.08

SINCRÓNICAS DE SITGES: BOLA EXTRA CON LORD MAB

Recupero a agua pasada el Festival de Sitges. Tras haber cubierto el certámen de manera extensa y compulisva los últimos cuatro años (2007, 2006, 2005 y 2004), el hecho de que en esta ocasión labores profesionales de última hora retrasaran mi llegada hacían obligada una colaboración externa, al fin y al cabo uno de los objetivos del Blog Ausente es recorrer la historia del Festival año a año (de momento entregas dedicadas a 1967, 1968, 1969, 1970 y 1971). Creo imposible superar a la firma invitada, Miguel Ángel Barral, a menudo MAB en sus apariciones por la red, es una de las personas más sabias que conozco y uno de los mayores expertos en género fantástico de nuestro país, aunque se prodigue poco (ay, es de aquellos que al no compilar lo que escribe por la red obligarán a una amplia compilación de hemeroteca en el futuro). Así que considero la detallada crónica día a día que tienen a continuación, publicada con anterioridad en el foro dixtópico, un lujo sin parangón.


JUEVES 2

TRANSSIBERIAN
Esperado retorno de Brad Anderson al festival que lo descubiera y lanzara, primero con la discutida y discutible Sesion 9 y después con la grandiosa El maquinista. Como ésta última Transsiberian también tiene capital español, además de inglés, alemán y lituano, al estilo de los viejos años setenta y sus coproducciones, aunque ahora creo que el termino de moda es el de cine global. Desgraciadamente la cinta está destinada al aburrimiento y a los bostezos. Se trata de un ejercicio de suspense Hitchcokiano (otro más…¿Hay que citar Alarma en el expreso? Es que cansa de puro obvio) que funciona a trompicones hasta que se hunde sin remisión cuando llega el momento de poner las cartas sobre la mesa. Ben Kingsley casi se autoparodia en su tipo de personaje misterioso de acreditado carisma ( y ruso y poli… A temblar), Eduardo Noriega dos cuartos de lo mismo y a la despistada criatura que encara Woody Harrelson llegas literalmente a odiarla de puro boba, aunque estoy seguro que hay tipos así de zotes dando tumbos por el mundo. Ver y olvidar.

MIRRORS (REFLEJOS)
Alexandre Aja, al que algunos ya le cuelgan la etiqueta de maestro, rehace una olvidada cinta coreana, Into the mirror, que pasó por las pantallas del festival en su edición de 2004 (me parece…). No la vi, pero me informan que el franchute se ha tomado tantas libertades que cualquier parecido con la original resulta pura coincidencia… A mi esto de la vida en el mundo de los espejos me hace pensar en Borges y en Alicia; en Candy Man y en la entrada en escena del demoniote de Legend; en un cómic de Mandrake que leí muy muy de crío y cuyo título he olvidado (recuerdo bien, sin embargo, que tenías que poner el tebeo frente a un espejo para hacerte con los diálogos de los villanos); y en una excelente novela corta de China Mieville, El azogue. Vamos, que con antecedentes así —además de mi aprecio por los anteriores trabajos de Aja, sobre todo por la descabellada y descarada Alta tensión— no puede decirse que entrase en la sala predispuesto a la contra, sino más bien al revés. Al final, Aja se encargará de abrumarme con un espectáculo con mucho ruido y furia, un Sutherland Jr. sobreactuado y una trama modelo olla podrida donde se amalgaman fantasmas, niñas con poderes paranormales (eterna obsesión del terror japonés, ahora conocido como Terror-J), muertes descacharrantes (la de la hermana del prota se lleva la palma…) y hasta un monstruote de esos que te planta cara en plan saltimbanqui y arreando unas hostias como panes. Mirrors posee, sin embargo, una gran y poderosa banda sonora de Javier Navarrete, algunos momentos de genuina atmósfera enferma (el primer paseo de Sutherland por las ruinas de los grandes almacenes, por ejemplo) y unos minutos finales de verdad imaginativos. Quien no se consuela…

EDEN LOG
Ciencia ficción francesa con apabullantes imágenes en onda casi Metal Hurlant sobre un guión progresivamente confuso —onda New Thing— para redondear la coña. Gusta durante tres cuartos de hora. Más allá… total, absoluto desinterés. Su autor, Franck Vestiel, es debutante (aunque ejerció de ayundante de dirección en El internado, Ellos, Blueberry, etc) y uno no puede dejar de recordar lo mucho mejor que le fue con presupuestos semejantes a Luc Besson, el 1983, con Le dernier combat, o Kamikaze 1999, como se quiera.

VIERNES 3

SANTOS
Curioso (y lo mismo me pasará con Vinyan, ya vereis): si me atengo a la declaración de intenciones de su autor el joven chileno Nicolás López (rodar algo así como un manga con criaturas de carne y hueso…), Santos es un fracaso de colosales dimensiones. En cambio, si me aproximo a ella en clave , no sé, de objeto sentimental, de intimista, febril y desatado discurso sobre las infancias perdidas y la erosión del tiempo sobre ideales y fetiches varios, la película no sólo me funciona, y mucho, sino que me revela a López como a un personaje con el que no me desagradaría estar tomando cañas y charlando hasta las tantas. Imposible, caramba, no simpatizar con uno que, como el Santo Patrón Morrison, parece creer que los tebeos son puertas a otras dimensiones y que, de pasada, se lamenta de que no hayan superhéroes sacudiendo capas a la vuelta de la esquina. Cierto que el trío Javier Gutiérrez, Elsa Pataky (las malas lenguas la rebautizaron como Elsa Espatarraky) y Leonardo Sbaraglia no funciona (Guillermo Toledo, en cambio, borda hasta el extremo de lo entrañable su bizarro Antropomosco), que el humor solo destella de manera intermitente y que los FX le han salido tirando a feuchos, por más que en su realización intervinieran algunos de los responsables de Sin City… Pero, creedme, esta película tiene una bonita y calida alma adolescente que pide a gritos atención…y benevolencia. Sospecho, también, que gustará especialmente a los que supieron disfrutar de El milagro de P. Tinto o, en su defecto, de ¿Qué hace una chica como tú en un sitio como éste? de Fernando Colomo.


YOUR NAME HERE
La vi dos veces (vale, una y media) porque no podía hacerme al desastre. Imaginad, ¡un drama acerca de los últimos días de Philip K. Dick (aquí transmutado en William J. Frick) incapaz de interesar o conmover, por mucho que se esfuerza en desplegar sobre la pantalla todas las constantes del autor de Ubik, de la paranoia a su problemática relación con las mujeres, del misticismo al trauma alrededor de la hermana perdida (!!). Realización entre tosca y rutinaria (el cineasta Matthew Wilder viene del teatro, y se le nota, por más que pretenda decorar el producto con varios esforzadísimos planos secuencia), diálogos interminables y, lo que es peor, escorando a ratos hacia la pedantería; y Bill Pullman tan inexpresivo como si acabase de chutarse novocaina…Una verdadera lástima, un verdadero asco también. Amigos y vecinos, mi chasco más sonado a todo lo largo y ancho del festival.

SURVEILLANCE
Quince años después del descalabro de Mi obsesión por Helena, Jennifer Lynch vuelve a ponerse detrás de la cámara, con su papá David en calidad de productor ejecutivo, para levantar una serie negra coral y caleidoscópica, surcada por gruesas vetas de humor negro (sí, algo de Twin Peaks hay por aquí…) y con un espíritu que tanto admite el calificativo de juguetón como el de tramposo. Pasa muy bien... Bill Pullman recupera la movilidad para ejercer de imitador de Robert De Niro, Julia Ormond derrocha morbosidad e incluye una breve y muy aplaudida aparición de Michael Ironside. Pescará el premio gordo del certamen, lo cual es, desde luego, pura exageración. Aunque no es menos verdad que se trata de una de las propuestas más sólidas y acabadas que se han visto en el curso de estos diez días.

SABADO 4

IL NASCONDIGLIO/THE HIDEOUT
Pupi Avati cosecha 2007. La joya oculta del festival. Oculta… ¿o desatendida? A saber, aunque es triste que cualquier trabajo de este autor con todas las de la ley, nacido en 1938 y responsable del trio de oro compuesto por La casa dalla finestre che ridono, Zeder y L´arcano incantatore, pase como de puntillas a un horario raro (primera hora de la tarde, sala de segunda) y con menos batería publicitaria que, por ejemplo, cualquier fruslería chikitistaní –coño, ¿quedé xenófobo? Pues fale…—. Centrándonos en el film, admito de entrada que no acaba de estar a la altura de los títulos precedentes. Pero, puesto que hablamos casi de obras maestras, tampoco hay demasiado motivo para la alarma. Avati, aún volando bajo, sigue siendo diestro en el manejo y escanciado de esencias de clásico. Así, esta es una historia de casa encantada de ritmo sosegado (que nunca lento) en la que prima la atmósfera por encima del sobresalto puntual, donde la hemoglobina apenas interviene y, sobre todo, regla de oro de la buena ghost story que hoy nadie parece conocer (que se lo pregunten a Aja, sino), donde el aparecido y sus manifestaciones asustan un poco menos que el esquinado comportamiento de los vivos. Estoy seguro que sería una delicia disfrutarla en programa doble con Al final de la escalera, a la que,por cierto rinde inteligente tributo sustituyendo cierta pelota roja por un triste y polvoriento huevo de costura.

SEXYKILLER
Gamberrada con presupuesto millonario (y sostengo que cada euro de más que se invierte en algo así va justo en detrimento de la diversión…) al servicio de un interminable encadenado de referencias para iniciados y de esa tan extravagante como simpática actriz que es Macarena Gómez. El mejor chiste de sus cien hor…no, minutos de duración apunta a la cualidad de pajillero compulsivo del friki. Me sorprendo recordando una ocurrencia casi simétrica en Santos. El freak , por su parte, ríe y aplaude a rabiar cuando se le señala como un bobo con acné y la mano en la bragueta. Sicólogos y sociólogos tienen aquí tela que cortar. Por el carácter peyorativo que se le da a la cosa pajera. Por lo bien que encaja el topicazo el colectivo. Que cosas…

THE COTTAGE
Continua la coña marinera, esta vez con gusto a Guinnes y humo de “Silo Cut”. El británico Paul Andrew Williams, autor de la multipremiada London to Brighton (que no he catado, ay), documenta el desparrame de cachondeo y visceras que se desata cuando dos descerebrados metidos a sacuestradores, un putón bervenero al que le toca ejercer así como de víctima, un gañán de armas tomar y un grupo de asesinos asiaticos confluyen durante unas horitas en una granja olvidada de la mano de Dios. Me apuesto doble contra sencillo a que Garth Ennis conoce y aprecia esta película. Aquí si me rio, y con ganas.

NOT QUITE HOLLYWOOD
Y que no decaiga la juerga. Llega ahora todo un festivo y grasiento pedazo de historia del cine bis. Si alguien pensaba que el celuloide australiano era cosa de sala de arte y ensayo o empezaba/acababa en la sofisticación de, por ejemplo, un Peter Weir, el documentalista Mark Hartley, curtido recopilador de material de derribo para la sección de extras del planeta DVD, se ocupa de descubrir que el panorama en las antípodas es mucho más amplio... y divertido. Así, mientras en la decada de los setenta/ochenta un grueso de producción australiana de qualité asaltaba las pantallas de los festivales del continente, de puertas para adentro se asistía al nacimiento de toda una industria de contundentes exploitations (u Ozploitations) generosa en imágenes de violencia gratuita, sexo abizarrado, monstruos tremendos, diálogos de espanto y todas cuantas locuras se puedan soñar o desear.. Presentan el documental, entre otros, George Millar, Richard Franklin, Jaime Lee Curtis, Stacy Keach y un emocionadísimo (y se comprende y comparte la emoción) Quentin Tarantino.

ENCARNAÇAO DO DEMONIO
Lo registra en letras de fuego el libro del Mal: corría el año de (des)gracia de 1964 cuando el oriundo de Sao Pablo José Mojica Marins (1936) decidió transformarse en un coco u hombre del saco de barba cerrada, mirada de fuego, sombrero de copa negro ala de cuervo y uñotes gigantes que respondía por Zé do Caixao, o Pepe del Ataud para los íntimos. Marins es hijo de padres españoles (torero él, bailarina de tango ella) y parece ser que cogió una cámara a la temprana edad de ocho años (dos antes de que un grupo de gitanos le secuestrase…Se dice, se cuenta), aunque, antes de la transformación definitiva, su habitat era el circo y las ferias ambulantes. La cinta que da fe de esta mutación se tituló A Media-Noite Levarei Sua Alma, inaguró el cine de terror en brasil y es el primer mojón en una carrera de casi cincuenta titulos, con o sin Ze, capaz, encima, de generar un amplio espectro de franquicias y mercadotecnia, que abarca desde el cómic a una marca de aguardiente y otra de desodorantes, y del cual a veces Marins no ha sabido o podido beneficiarse como sería de justicia. Su cine es, no nos engañemos, pobre, tosco, inculto y agresivo, pero en algún momento se vendió como la alternativa genuinamente popular (casi lumpen) a la sofisticación del “cinema nuevo” y, descubierto en los USA por los sabios de Something Weird Video, le han llovido comparaciones con Russ Meyer, Mario Bava e incluso Luis Buñuel; éste último quizá a causa del fuerte componente sadiano de la figura de Ze, nihilista obsesionado en desafiar todas las leyes humanas y divinas, habidas y por haber, aunque deba luchar encarnizadamente con los posos de la culpa naturales en un contexto cristiano.

Encarnaçao do demonio” cierra trilogía con A Media-Noite… y Esta Noite Encarnarei no teu Cadáver (aunque Ze también comparecer en otros títulos como O Estranho Mundo de Ze do Caixao y Exorcismo Negro…) y documenta como, tras una larga estancia en la cárcel, el del Ataud regresa a las calles y comienza a hacer de las suyas en busca de la mujer optima para darle un hijo. Las no escogidas, que serán mayoría, acabarán descuartizadas, evisceradas, quemadas vivas e invitadas a tragar generosas raciones de cucarachas entre otras lindezas. Un grupo de policías ya más putridos que corruptos y un sacerdote enloquecido se encargarán de pisarle los talones. Nada nuevo, en fin, en el mundo de Marins, cineasta de piñón fijo que, pasado el impacto inicial, provoca más sonrisas que asco o verdadero miedo. Descubrirle es no obstante una obligación para cualquier buen aficionado.

Ze presentó la sesión. Sección Midnight X-Treme, en la sala El Retiro, de apariencia polvorienta (solo en apariencia, puntualizo), de programa doble con Mirage Man, chilena de super-heroes. No es la primera vez que Ze visita Sitges. Recuerdo fotos de la epoca Rafales, en Terror Fantástic. Se ha hecho la manicura y solo es gigante, y algo asquerosa por las dimensiones y la coloración amarillenta, la uña de uno de sus meñiques. Ze se hizo de rogar y Angel Sala, en su peculiar catañol, nos hizo invocar su nombre. "Ze, Ze, ven, oh Zeeee…" Y se deslizó hasta la pantalla, el Ze, por uno de los laterales, casi sombra entre sombra a la manera de un film expresionista. Al natural su barba es menos agresiva. Se le adivina la edad. Agradeció nuestra presencia, avisó que la cinta no era apta para embarazadas, habló algo sobre la censura en Brasil y anunció que al terminar la sesión pondría a la venta algunas novelas de terror. Sin embargo, me quedé con ganas de echarles un ojo (hum, ¿qué terror se escribirá en Brasil?), así como al film chileno, porque el sueño me, nos vencía. Este ha sido un Sitges de muchas legañas, la verdad. Y de algún ronquido. Y de un par de ataques de hipocondría. Pero todo esto es otra historia, como decía aquel).


DOMINGO 5

(Advierto que me perdí The Sky Crawlers de Mamoru Oshii. La tenía anotada.Tenía ganas… y no pudo ser. Pero, coño, he olvidado el por qué. Lo que no he olvidado, sin embargo, es que el domingo en cuestión los alrededores del festival amanecieron perfumados de ninfa, me perdonareis la cursilada. Varios cientos de pre y de adolescentes mayoritariamente de sexo femenino se habían reunido para asistir al estreno del trailer de Twilight, adaptación a la gran pantalla del best seller de jovencitos vampiros de la tambien jovencita (y testigo, o testiga, de Jehová u otra rareza similar) Stephenie Meyer, firmada por Catherine Hardwicke, responsable el año 2006 de sumergir a la mismísima Sagrada Familia hasta el cuello en puro almíbar con The Nativity Store. Cuentan que hubo histeria en la sala, con el dichoso promo, y hasta algún desvanecimiento en onda casi victoriana. Viéndolas circular, todas con las novelitas bajo el brazo, bocata de pan integral, botellita de agua en ristre y mochilita a la espalda me llama la atención que la mayoría de estas niñas no parecen militar para nada en lo gótico. Que visten de normal, vamos. Que no son de las de Anita Blake, que va... Tampoco demuestran un especial interés por lo que se proyecta en el certamen. Ni por los plumiferos cuarentones, con barriga y bolsas en los ojos. Bueno, esto último no es novedad…Tomo una cerveza en una mesa vecina a la de Hernán Migoya que está para presentar Soy un pelele. Presiento que pasaré. Sé que pasaré. Pasé. Y con la conciencia tan limpia. Igual me arrepiento, claro. Tiempo habrá de saberlo. Y, si es así, de enmendar el error… Pero, a ver, ¿por qué, por qué me perdí The Sky Crawlers?)

VINYAN
El director Fabrice Du Weiz ( conocido del público de Sitges por Calvario, galardonada el 2004 y que no me gustó demasiado) promociona Vinyan como una historia de almas y fantasmas rabiosos en busca de venganza. Yo la leo del todo al revés. O sea, como la crónica de la conversión en espectro de dos personajes que se han quedado enredados en lo peor de un proceso de duelo. Son Jeanne y Paul (estupenda Emmanuelle Béart, estupendo Rufus Sewell), cuyo hijo desapareció durante el tristemente famoso tsunami que azotara la costa tailandesa. Su misma supervivencia les llena de culpa y cuando Jeanne cree reconocer al chico en las imágenes de un documental (en realidad solo ve el contorno de una sudadera roja que corre entre el verde de la selva…y no tardararemos los listillos en pensar en el impermeable de Amenaza en la sombra) se embarcarán ambos en un viaje/ordalía cuyos padecimientos físicos y mentales parecen reproducir el cataclismo inicial, que la película nunca muestra, y cuyo destino último sólo puede ser la locura o la muerte, o ambas cosas a la vez. Dos formas de olvido, en definitiva. Sospechó que Du Weiz discreparía de mi propuesta. Pero también dijo el cineasta que Vinyan es película que aspira a tertulia y debate, así que aquí queda mi punto de vista sobre una cinta hermosa, muy bien contada y prolija en sensaciones. Una, otra, provechosa y muy recomendable revisitación al Corazón de las tinieblas con alguna parada rápida en el Señor de las moscas. Reservad butaca para cuando su estreno.

GONZO:THE LIFE AND WORK OD DR. HUNTHER S. THOMPSON
Correcto documental de Alex Gibney sobre el celebre periodista visionario, politoxicómano y suicida que no cuenta nada que no sepamos pero que entretiene y desata ramalazos de nostalgia. Por el personaje que ya no existe fuera de las páginas de Transmetropolitan. Por esa escritura loca y explosiva que no parece, ahora mismo, tener herederos, aunque de vez en cuando en la Red… (la sincrónica ausente aquí, que provocó otra entrada)


LUNES 6

THE GOOD, THE BAD, THE WEIRD
Pseudo remake coreano de El bueno, el feo y el malo tan bello y aparatoso en las formas como vacío en lo conceptual y dilatado (130 minutos) en lo temporal. Dirge Kim Jee-woon, que en anteriores ediciones firmó cosas más bien de signo opuesto como The Quiet Family o Dos hermanas, y en calidad de tal van a premiarle. Simpática, refresca y despereza (el pase para acreditados cae a las ocho de la mañana).

LA POSSIBILITÉ D’UNE ILE
Debut en la dirección del escritor y alguna vez polemista profesional Michel Houellebecq (auxiliado en la labor de guionista nada menos que por Fernando Arrabal), unánimemente machacado por el grureso de la crítica del mundo mundial, quizás incluso con un exceso de saña. Como me tomo las cosas lo más en serio posible me proponía acudir a la convocatoria conociendo la novela, pero no la encontré disponible ni en la biblioteca (estaba en situación de préstamo) ni en las librerías de costumbre. Me explican los que conocen el libro que Houellebecq ha recortado a base de bien e incluso se ha permito el lujo de la reescritura y puede que hasta de la traición. Sea como sea, La possibilité… se presenta en formato de de dos actos; el primero transcurre en los últimos años del pasado siglo y echa un vistazo cargado de gélido sarcasmo a cuestiones como el milenarismo, la dialéctica ciencia/religión, el culto al cuerpo, la cosa global y el tema de las sectas; en el segundo, mucho más difícil de interpretar y digerir, saltamos a un futuro post-holocausto para seguir la peripecia de los clones de dos personajes, ya presentados en el anterior bloque, a los que el don de la inmortalidad (¿o hay que hablar de reencarnación?) no parece haber traído otra cosa más que soledad y aislamiento —y acaso sea esta la tésis de la historia, a saber—. Posée este segmento, atención, una llamativa textura como de ci-fi europea de los setenta, pre Metal Hurlant, que no acaba de desagradarme, sobre todo por anacrónica. Una curiosidad que no está de más conocer.

DREAMS WITH SHARP TEETH
Las cámaras de Eric Nelson (productor entre muchos otros del fascinante Grizzly Man de Herzog y del emotivo Leonard Cohen: I´m Your Man de Lian Lunson) persiguen la vida y el trabajo del escritor Harlan Ellison con la ayuda de fans incondicionales del personaje como Neil Gaiman y Peter David, más un desatado Robin Williams que ejerce de Pepito Grillo. Sabedor de que esto es celuloide de fan fatal para fans fatales, Ellison se entrega a fondo y su afilada lengua de “airado ciudadano judío de Ohio” (sic) no deja titere con cabeza, ni del mundillo del fandom ni de la lindustria cinematográfica, de la que declara sentirse completamente excluido. Hay espacio, eso sí, para un conmovedor recuerdo familiar que revela que todo “enfant terrible” esconde un gran corazón entre pecho y espalda. Se disfruta, pero el placer sería mucho mayor si algún editor de por aquí recordase que Ellison, con una producción global de más de tres mil relatos recogidos en al menos una treintena de volúmenes (esto, sin contar con cientos de textos de carácter periodístico, especialmente célebres los dedicados al universo televisivo, continúa en calidad de asignatura pendiente, de escandalosa asignatura pendiente, en nuestras colecciones del ramo)

(Ah, me siento activista y tengo ganas de hacer proselitismo. Me agencio a codazos un ordenata libre, tecleo como un poseso, en lengua catalana para que no se diga, y traslado el resultado, la “deposición” que decía un personaje de Burgess, a los chicos del periódico del festival, que son gente siempre al borde de un ataque de nervios por más tazas de tila que circulen por sus mesas. Aceptan de buen grado mi intrusión. Sacan el articulillo recuadrado en azul, gracias. Y un pelo mutilado por razones de espacio, malditos. Reproduzco el último párrafo:
“Leo en la Red de Redes que la obra de Ellison se ha publicado en cuidadosas ediciones en Francia y Rusia. En España todavía no se ha superado el monográfico que la revista Nueva Dimensión le dedicó al autor el año 72. A ver si esta noche, entre el publico de la sala Tramontana, hay algún editor con iniciativa”.
¿Lo hubo? Hum…)


SOUTHLAND TALES
Se repite el desaguisado de programación de Il Nascondiglio (pocos pases, horario irregular)…¡¡ con el agravante de que Southland Tales es, lo digo ya de entrada, pura y dura, concluyente y cegadora obra maestra!! (Oooops, chaval, tasca freno. Hace tiempo que me propuse dosificar al máximo el calificativo de “obra maestra”, que, en justicia, ya lo sabéis, solo puede otorgar la posteridad y el grado de influencia que la pieza en cuestión demuestre tener sobre su entorno. Hablemos por tanto de gran película. De cinta importante. De peso. Incluso de culto.) Poco importa que los distribuidores abominen de ella y que el público de Cannes 2006 se mesara los cabellos (que supongo bien untados de Lady Grecian y con raíz conservadora) conviertiéndola así en título con aureola de maldito (o maudit, que suena tan elegante), y obligando de pasada al cineasta a dejar en 120 minutos lo que en el original eran 160 —aquí se portaron bien y se nos ofreció versión integra—. Me juego sombrero y saco testicular a que el tiempo acabará por dictar justicia y, más tarde o más temprano, veremos como este segundo trabajo del joven Richard (Donnie Darko) Kelly entra por la puerta grande en las crónicas sobre el cine del nuevo milenio en general y del de ciencia-ficción en particular. Más cercana a Telefono rojo, Días extraños (otra que tal baila con el olvido) y Magnolia que a los revivals pulp o a los ciber-thrillers que hoy por hoy parecen cimentar el grueso de la ciencia-ficción de alto presupuesto, y con ecos de Thomas Pynchon, Kurt Vonnegut (se sabe que Nelly ha escrito para una posible adaptación al cine de Cuna de gato) y Phil K. Dick nos propone en “Southland Tales” una distopía que, nadando a la contra de lo habitual en dichas fábulas, se resuelve a golpes de humor feroz y desvergonzado, vitalidad casi adolescente y sincrética policromía pop que no hace ascos ni siquiera a momentos de cine musical. Estamos en Los Angeles, durante la fiesta del 4 de Julio del año 2008, en el marco de una Tierra paralela donde Texas ha padecido un ataque nuclear, el gobierno regente es de signo fascistoide y la crisis energética se ha resuelto echando mano a extraño artilugio que daña, digamos que de forma colateral, las mismísimas entretelas del espacio y del tiempo. En dicho escenario, entrecruzaran sus destinos un grupo de peculiares criaturas que van desde una estrellaza del porno reconvertida en figura de la tele del régimen (Sarah Michelle Gellar, atentos los Buffymomanos) hasta un triste veterano de la guerra de Irak (Justin Timberlake), pasando por un actor de cine de acción que sufre de una peculiar amnesia que va a revelarse de vital importancia para la trama (Dwayne Jonson/The Rock en el papel de su vida) y un desopilante grupúsculo marxista que prepara la revolución definitiva… Les unirá el azar pero también una complicadísima trama entre la conspiranoia y lo cósmico (hablamos del dire de Donnie Darko, tenedlo presente) que invita a un segundo visionado, aunque, la verdad, atar todos los cabos de la propuesta de Kelly —que se prolonga más allá de la pantalla en formato tebeo— me parece mucho menos importante que dejarse arrebatar y disfrutar a fondo del nervio y la inteligencia con que el cineasta consigue edificar literalmente todo un mundo sobre la pantalla. Anotad bien este título, pues. Que nadie se lo pierda, pecado mortal pasar.


MARTES 7

MARTYRS
Desde que el dire Angel Sala diera la voz de alarma en Imágenes de Actualidad, la leyenda alrededor de la ultraviolencia de Martyrs no ha hecho más que crecer. Se esperaba un impacto semejante al del año pasado con À L´Intérieur y de hecho la pregunta más escuchada de esta edición de Sitges era: "¿Cuál te ha dado más asco, Martyrs o À L´Intérieur?" Para redondear la cosa, y quizás recordando que una de las ultimas proyecciones del certamen estuvo asociada al nombre de ese rey de la promoción que fue William Castle , una ambulancia aparcó frente a las puertas de cine una horita antes del comienzo de la proyección…Todo esto tiene su coña, no lo negaré. Forma parte del folklore del género en onda paralela a, por ejemplo, la “Zombie Walk” que estaba por llegar e incluso es probable que pese lo suyo a la hora del posible acceso de la película a los circuitos comerciales. Pero aún así, con tanta insistencia en los dichosos veinte minutos de tortura (que la vox populi elevaba ya a horas…) y en ese invento del “gore realista”, se corre el riesgo de desvirtuar la esencia de una obra que, atentos, se esfuerza lo suyo por obtener puntos y reconocimiento más allá de la simple exhibición de casquería variada. Su director Pascal Laugier, de quien se recuerda la correctísima El internado bajo la alargada sombra de Boileau and Narcejac, tiene suficiente imaginación para darle a su historia un par de sorprendentes (y agradables) vueltas de tuerca que no solo buscan descolocar al espectador sino que se encargan de llevar a Martyrs del terreno del polar carnicero hasta los ámbitos del más genuino fantástico. También posee una admirable capacidad de síntesis que le permite definir a los personajes y sus relaciones (muy complejas) con un mínimo de elementos y diálogos (cuenta para ello con dos actrices casi en estado de gracia, la verdad) imprimiendo a la cinta una fluidez y un ritmo muy particulares y hasta inesperados en una historia que transcurre casi en escenario único. Puede, pues y en suma, que “Martyrs” remueva el estómago de más de uno (el mío, la verdad, permaneció estable) pero que quede claro desde ya que puede verse con la seguridad de que respetará vuestro cerebro (vuestra inteligencia) como espectadores. Algo de lo que no todas las cosas que vemos, en festivales o en la vida civil, pueden presumir.

(En la multitudinaria rueda de prensa posterior al pase hubo quien levantó zarpa para lamentar que la escena de tortura no incluyese también algo de violación. A veces, compañeros, los hay que dan un mal rollo…)


RED
Un abuelo de aspecto taciturno, de pesca en compañía de su perro, llamado Red. Aparecen tres muchachos adictos a las armas de fuego. Charlan con el viejo. Bromean, le vacilan un poco. El tipo es paciente y amable. Los jóvenes tampoco parecen más peligrosos de lo normal. De pronto, sin mediar explicación alguna, uno de los chavales dispara contra Red, fulminándole en el acto. El anciano se queda junto a su mascota, aterrorizado y estupefacto. Los chicos se alejan sin mediar más palabras… La muerte del animal reabre viejas heridas en el hombre, que es incapaz de asimilar la irracionalidad del acto. Al final no le quedará más remedio que perseguir a los chavales, no en pos de venganza como erróneamente se ha escrito por ahí, sino simplemente en busca de una explicación —o una disculpa— que de alguna manera le ayude a recomponer el orden de las cosas, o su percepción del mismo. Será la obstinación de los segundos en no rendir cuentas la que finalmente desatará la tragedia… Interesante, tenso y emotivo drama psicológico, basado, atención, en una novela de Jack Ketchum, magistralmente interpretado por el veterano Brian Cox —su galardón al mejor actor será el menos discutido del palmarés—. Lástima, demonios, que la realización de Trygve Allister Diesen y Luck (May) McKee peque de rutinaria y distante.

INTRUSOS EN MANASÉS
Esforzado thriller paranormal que marca el salto a la gran pantalla del realizador televisivo y cortometrajista Juan Carlos Claver, quien define y defiende su película como un combinado de “fantasmas, esoterismo y poder”. Y no miente. Julia (Belén López), redactora de “Año Cero” (¿he escuchado alguna risa por ahí? Vale, Noticias del Mundo tendría más chicha, pero igual Claver no es lo bastante friki, que se le va a hacer) que anda medio repuesta del trauma causado por el extraño suicidio de la protagonista de uno de sus reportajes, es enviada a husmear las ruinas del pueblo de Manasés, escenario de una desaparición en masa el año 1945, justo después del aterrizaje en las cercanías de un avión nazi que supuestamente transportaba un misterioso objeto de poder (¿más risas? Ah, creía…). Al poco de desembarcar en el pueblo, la periodista empezará a percibir todo tipo de presencias de esas que tanto gustan a Iker Jiménez y compañía. Al mismo tiempo se descubrirá en posesión de sorprendentes facultades… Hay que reconocer que Claver maneja bien el tiempo narrativo y la creación de atmosferas. Una pena, pues, que no consiga trascender tópicos y lugares comunes y que su realización no sea un punto o dos más creativa. Lo mismo puede decirse de la historia/guión, uno de cuyos artífices, David Muñoz, ha tenido algo que ver con El espinazo del diablo y La hora chanante —tambien con Quart y El comisario para qué ocultarlo—. De todas formas anotad título y autor. ¿Qué tal si la metemos en programa doble con 99.9 de Agustí Villalonga?


MIERCOLES 8

TOKYO GORE POLICE
Alegre y pringoso disparate que combina elementos temáticos y formales de Robocop con una epifanía de la Nueva Carne nunca vista desde desde Society, como muy bien ha detectado Lord Absence. Firma el bromazo el técnico de FX Yoshihiro Nishimura (que ya pasó a la dirección en 1995 con Marginal Population Factor, que no nocozco) y lo protagoniza, impasible el ademán, Eihi Shiina, la celebre acupuntora de la impactante Audition. (sincrónica ausente aquí)

DANTE 01
Parece que fue mientras se ocupaba de la dirección artística de Alien Resurrection, a las ordenes de su compa Jean-Pierre Jeunet, cuando Marc Caro comenzó a pergeneñar este estropicio, que a ratos se diría construido con retales sobrantes de la cuarta aventura de la teniente Ripley. Se repite el caso Eden Log (ver Jueves 2 ), con el agravante que el responsable de esta, Frank Vestiel, ejerce aquí de ayudante de dirección. Trallazo de estética Metal Hurlant, menos resultona esta vez, levantado en torno a un caos argumental, de padre y señor mío, que se pretende hacer pasar por trascedencia —con lo limpia y transparente que era Ordet, coño—. Dante 01 es una estación espacial cruce de cárcel y manicomio donde se somete a los presos/residentes a toda una serie de experimentos muy dolorosos pero sin demasiado sentido. Putear por putear, vamos. Allí desembarca un calvorota Lambert Wilson, que posee extraños e inexplicados poderes tirando a curativos que despliega sobre sus compañeros entre mazacote y mazacote de diálogo. Cuando la estación se ve amenazada por no sé cual jaleo (dormitaba, lo admito) con el tirón gravitatorio del planeta alrededor del que orbita, nuestro personaje se verá forzado a salir al espacio para realizar un milagro tan, pero tan radical… que en lugar de aplausos cosechó un verdadero ataque de hilaridad colectiva entre el respetable. Como para complicar más la cosa la cinta está llena de referencias a la leyenda de San Jorge y el Dragón (también hay personajes que responden, toma castaña, por Perséfone, Raputín o Moloch) alguien gruñó al huir…digo salir, que se ve a la legua que esto es una obvia metáfora cristiana acerca del sacrificio y la redención. No sé. Igual... Tampoco me importa. Yo, simplemente, preferiría no haber visto esta película.

EDEN LAKE
Pareja de urbanitas de finde en lago rodeado de bosques interacciona con grupo de adolescentes entre gilipollas y malvados…Venga, amigos, ahorradme el esfuerzo, que se me pasa la cena. Todos sabéis lo que sigue. Mirad, hasta sabéis cual de los dos va a morir primero y quien quedará para pasarlas canutas entre la maleza, el barro y el acoso de los gamberrotes que tienen, claro, el don de la ubicuidad. E incluso podéis imaginar como acabará la peripecia del superviviente, más la peli, cuando este (o esta) salga del bosque y consiga alcanzar una carretera y parar el primer coche que por allí pasa que casualmente…Bueno, está rodada con pericia y convicción por el debutante James Watkins (que también ha escrito el guión de la segunda parte de The Descent), pero digo yo que tampoco se ha de ser una lumbrera para copiar y empalmar cliches con cierta aplicación —se sabe que en Inglaterra las escuelas de cine funcionan—. De paso despide el film un olorcillo fascista que tira de espaldas, pero ahora queda bien decir que es ambigua, quizás porque da un pelo de apuro admitir que te lo has pasado bien con una fascistada. Pero… ¿podemos hablar en serio de ambiguidad cuando en el trayecto hasta el lago la radio del coche sintoniza nada más y nada menos que un debate sobre los estragos de la desobediencia en las escuelas y la falta de mano dura de los padres de hoy? ¡Y un cuerno! (O “¡Naranjas!” que acostumbraba a escribir por aquí un muy querido resucitado…) Para el olvido… (sincrónica ausente aquí)


JUEVES 8
LET THE RIGHT ONE IN
Modélica adaptación de Déjame entrar, best seller del sueco Jon Ajvide Linqvist sobre a las relaciones (y aquí sí que cabe el calificativo de ambiguas en toda la amplitud del significado) que se establecen entre un adolescente con problemas de autoestima y una vampiro, Eli, atascada para los restos en un cuerpo de doce años de edad —una muy convincente Lina Leanderssson—. Todo en el escenario de un lamentable y desolado suburbio (jamás los muebles de Ikea lucieron tan tristes) y entre gentes que a ratos sufren de agudo autismo sentimental. La cara triste de la Europa del bienestar, en pocas palabras. La austeridad y la concisión narrativa del director Tomas Alfredson difumina gran parte de la morbosidad del original literario, pero redunda en beneficio del buen seguimiento, más credibilidad, de la historia a la que proporciona, además, texturas de cine clásico. Su honestidad y buen hacer, conquistó con facilidad el beneplácito del público y su escasa a resonancia a la hora del palmarés, más allá del Melies de Oro (unos premios estos, los Melies, que no… ponen… para entendernos), fue interpretada como flagrante injusticia por más de uno. Y puede que razón no les falte, la verdad. Se estrena en breve. Atentos a las carteleras. (sincrónica ausente aquí)


SYNECDOCHE, NUEVA YORK
Charlie Kaufman, que en vivo y en directo tiene algo entre duende y tortuga, explicó haber tramado esta historia para el realizador Spike Jonze. Y sostengo que con Jonze a los mandos quizás habríamos salido ganando, al menos en lo tocante a ritmos. Porque el problema de “Synecdoche…” es que pasado su primer tercio inicial acaba incurriendo en lo reiterativo hasta provocar la extenuación (una extenuación casí física, preguntadle a Absence) del espectador más predispuesto. Caden Cotard director teatral (Philip Seymour Hoffman en su registro de costumbre) con hipocrondría y ego al rojo vivo es despachado por su esposa, una artista de esas que solo parecen poder existir, en Nueva York, especializada en cuadros miniatura. A fin de averiguar qué ha fallado en su personalidad y en su vida, y gracias a una providencial beca (de esas que solo parecen existir en los países anglosajones), Cotard decide montar una colosal pieza que reproduzca su existencia, pasada, presente y hasta futura, en escenarios y tiempo casi reales. Las conclusiones a las que llegará, elementales para cualquiera con dos dedos frente, operan a la contra del mismo film, demostrando a las claras que para un viaje así sobraban tantas alforjas. Rotunda decepción, pese a la calidad de algunos parlamentos y a la potencia de ciertas imágenes —que con Jonze o Gondri seguro que habrían sido todavía más poderosas—. De difícil digestión incluso para el gafapasta más recauchutado. (sincrónica ausente aquí)

RELIGULOUS
El humorista Bill Maher, bajo la batuta del productor y cineasta Larry Charles, responsable de la exitosa Borat, se embarca en un largo peregrinaje en pos de la caza y captura del fanatismo religioso. Todo va bien y te ríes lo suyo hasta que, en su tramo final, Religulous adquiere unas pretensiones para las que dista mucho de estar preparada. A ver, pese a las simpatías que Maher y su sentido del humor despiertan, está claro que una cosa es sacarle punta, por ejemplo, a un ex camionero satanista, a un grupo de adoradores de la marihuana o al propietario de un parque temático dedicado al Antiguo Testamento, y otra muy distinta creer que echando un pulso dialéctico con semejante fauna hay de sobras para que el respetable corra a enterrar cualquier instinto o convicción religiosa. Por otra parte, su tratamiento del Islám (aunque valiente, eso sí), el judaísmo y el catolicismo no anda libre de demagogia, siendo de lamentar —y leo por ahí que los responsables del film comparten esta opinión— que Maher no disponga de contrincantes de verdadera talla. Que ya sabemos que no es lo mismo darle la brasa a una beata de la Obra que a un Miret Magdalena.


VIERNES 10

THE BURROWERS
J.T. Pety, responsable del título de culto Soft for Digging (gran recuerdo de Sitges 2001), nos propone algo así como el encuentro de Centauros del desierto y Temblores. La partida de rescate de una familia de colonos desaparecidos acaba dando con un tipo de nativo que no es exactamente indio, aunque estos, sabios ellos, le teman y rindan culto… Muy entretenida, aunque pienso que podría haber afinado un poco más en lo tocante a atmósfera.

LONG WEEKEND
Fotocopia, calco, clon... del clásico de Colin Eggleson del año 1978. Ejerce de “toner” Jaime Blanks, que intervenía en Not Quiete Hollywood como entrevistado y montador y que dirigió Leyenda urbana, Un san Valentín de muerte y Storm Warning. Comentaba Carlos Pumares, al entrar (y algunos decibelios por encima de lo normal), que alguna ley habría de poner coto de una vez por todas al tema de los remakes. Si. Y no, hombre. Siempre y cuando se aporte algo, digo yo… Esta, desgraciadamente, no añande ni quita nada al inquietante drama psico-ecológico original. Pareja de imbéciles en crisis busca refugio en una naturaleza, que, de alguna manera, acaba por devolverles, aumentado y multiplicado, todo su mal rollo. Sabía que es Gaia. Lo confieso, culpable, a la media hora de proyección comencé a pensar en qué estaría haciendo Anna en Igualada. Y, quizá por lo ecológico, en nuestra querida pareja de gatos. Después, en un amigo, buen amigo, enfermo. Luego en cómo me apetecería una cerveza fresca. A continuación en las novedades previstas para el Salon de Manga y en cuádo, y a cuánto, saldrá el pack de Dr. Who. Al final, si es que se veía venir, me dormí. Y creo que soñé con Southern Tales. No estoy del todo seguro, aunque la Gellar salía…

THE OBJETIVE
Eduardo Sanchez y Daniel Myrick, los de la película/concepto de la Bruja de Blair, presentaban sendos trabajos por separado. Sánchez Seventh Moon, que se me escapó pero de la que me hablaron regulín, regulán. Y Myrick este The objetive que sigue las desventuras de un agente de la CIA, destinado a Afganistán en busca de un lider espiritual oculto en unos montes que la tradición (chungo, chungo…) tiene por sagrados… Guerra, espionaje, miedos agarofóbicos y Vímanas (si, leísteis bien: esas carrozas de los dioses que tanto le gustan al Santo Patrón…) más unas cucharaditas de teoría de la conspiración, para una película modelo B que se presenta como mucho más seria de lo que al final es. Nada desdeñable combinación, la verdad, máxime para un Invisible. Pulp fiction para el segundo milenio.


SABADO 11

PONYO ON THE CLIFF

Nada nuevo bajo el sol de los Estudios Ghibli: hablar de Miyazaki consiste en reiterar alabanzas y adjetivos. Orientada (en apariencia…) a un público más infantil que de costumbre, “Ponyo…” reescribe con espíritu liberrimo La sirenita de Andersen manteniendo escrupulosa fidelidad a las constantes de su autor. A saber, sensibilidad inteligente que esquiva por pelos el almíbar o lo cursi, genuino sentido de la belleza, background humanista y preeminencia, más triunfo, de lo artesano frente a lo digital... Un goce para los sentidos que nadie debería perderse. (sincrónica ausente aquí)

CITY OF EMBER
Desangelado fin de fiesta: desganada y rutinaria adaptación de la primera entrega de una serie de libros juveniles firmada por Jeanne Duprau que parece concebida como una versión miniatura de La penultima verdad de Philip K. Dick. Después de una catástrofe de índole ecológica la humanidad malvive en una ciudad subterránea de, menuda novedad, estética retrofuturista. Una espabilidada parejita de jóvenes (fontanero él, mensajera ella) descubrirá lo que la verdad oficial no cuenta, pero que cualquiera con medio dedo de frente imagina… Ilustra más que dirige Gil Kenan (Monster Movie) y solamente los grandes Bill Murray y Martin Landau animan un poco el cotarro que, eso sí, tiene el don de la brevedad: 90 minutos. Llegará con puntualidad para navidades. Se olvidará antes de Noche Vieja. (Sincrónica ausente aquí).

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