17.7.07

EL TEMPLO DE LA MUERTE



En un momento en el que los habitantes de la Mansión Ausente requerían de evasión Mel Gibson vino al rescate y nos la ofreció en dosis generosa. Apocalypto es ciertamente una divertida y trepidante aventura de la buena, de aquella que te pega en la butaca, que no escatima violencia gratuita, primitivismo conceptual o barroquismo visual de tono puramente fantastique (los sacrificos de cabezas, la niña apestada, la llegada a la ciudad, el eclipse o el fastuoso momento Planeta de los Simios) que convierten al australiano, a quien siempre admiraremos por Mad Max, en un director con un personal y siniestro universo visual, algo que ya intuíamos con su apreciable Pasión, donde se atrevía a incluir planos subjetivos de la Cristovisión. Ni Passolini, oigan.

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