24.3.07

ESCAPA GÜEY! (II): CINTURÓN NEGRO



El joven Chapas del Bosque era ya una persona normal. O no del todo. Rápidamente acudió a la escuela, donde enseguida dio muestras de que intelectualmente no había perdido el tiempo. Pero claro, era, aún, un adolescente enclenque que pronto se convirtió en objeto de burlas y caneos por parte de sus compañeros. Ya se sabe como son estas cosas, y más teniendo en cuenta que en clase el joven Chapas del Bosque se comportaba como el típico sabelotodo, despertando la ira de sus embrutecidos compañeros. En esos momento de humillación adolescente a la hora del recreo de nuevo apareció la figura de su tío médico, el cardiólogo que le ayudó a dejar atrás la desgracia de la enfermedad: “Francisco Javier, guey, tú lo que has de hacer es aprender lucha libre y artes marciales, y se van a enterar esos pendejos".

Estamos a finales de la década de los 50, y aunque la lucha libre ya era el deporte nacional de México (el mítico Santo el Enmascarado de Plata comenzó a ganar sus primeros títulos en 1942, mucho antes de lanzarse al estrellato cinematográfico), con el tema de las artes marciales demostró ser un adelantado a su tiempo: aún faltaban muchos para que las pantallas se poblaran de bruces lees, wang yus y demás chinos saltarines. Y Zovek, de nuevo gracias a su empeño y voluntad, se convirtió en un auténtico cachas que ya a los dieciocho años, según cuentan las crónicas, asombró a sus compañeros de instituto al ser capaz de resistir y soportar con la fuerza de su mandíbula, la potencia de dos coches y dos camiones a una cuerda sujetos (en una modalidad que luego sería célebre gracias a los campeonatos de El hombre más fuerte del Mundo). Y también, dicen, era capaz de levantar una tabla con más de media docena de personas sobre ella. ¡El joven Chapas del Bosque era ya todo un Maciste!



Pero nuestro hombre no se limitó a la mera fuerza física. También entrenó su cerebro. Filosofía Zen, yoga, telepatía, mentalismo. Todo un mejunje filosófico oriental llevado a la práctica mucho antes de que los jipis y los aficionados del new age empezaran a practicar tai-chí en las puertas de sus residencias. En palabras de uno de sus hijos, Zovek encarnaba el “Materialismo de proyección espiritual cósmica”. Y no sólo eso, también estudió la “mexicanidad”, el espíritu propio de su tierra, acercándose así al chamanismo. Y poco a poco comenzó a labrarse una modesta reputación de maestro en el arte de la lucha y la meditación y a tener los primeros discípulos a quienes instruir.



La INTRO y GUÍA de Escapa Güey!

No hay comentarios: